@navarros Todos somos diferentes y por supuesto, no se puede generalizar, pero lo cierto es que hay actitudes más ligadas al género masculino y otras al género femenino. Y, por poner un ejemplo de otro estilo, del mismo modo que los corredores de raza negra suelen ser mejores que los blancos y los nadadores peores (cuestión de genética), tambien hay diferencias genéticas por género y eso condiciona, de manera generalizada, ciertas actitudes y tendencias.
Además, por supuesto, de los condicionantes culturales. Los griegos clásicos ya asociaban los valores como la fortaleza y la valentía a los hombres, y la emotividad a las mujeres. Los sikhs indios usan siempre los mismos apellidos, Singh, que significa guerrero para los hombres y Kaur, que significa princesa para las mujeres.
Lo cierto es que históricamente los “jefes” (y no los llamo líderes porque ser un jefe y un líder no es lo mismo) han sido en España masculinos… Recordemos que hace tan solo unas décadas las mujeres necesitábamos permiso masculino para todo y que los jefes solían tener unas actitudes despóticas muy marcadas. La figura del líder tal y como se entiende ahora era minoritaria y la presencia de las mujeres en el mundo empresarial estaba relegada a posiciones de poca relevancia.
¿Qué ocurre cuando las mujeres comienzan a adquirir peso en el mercado laboral? Que muchas se creen -y en algunos casos con razón- que si no copian esos malos hábitos y actitudes masculinas, se las van a comer. Y se convierten en la copia más desagradable de un modelo de hombre desagradable.
El liderazgo es otra cosa, es que la gente te siga porque cree en ti, no porque tú se lo ordenes o lo manipules, pero desgraciadamente muchas empresas y sectores no se mueven por líderes, sino por lo que yo prefiero llamar “jefes despóticos”.
También hay otra diferencia. Hay mujeres que a determinada edad deciden ser madres. Y eso implica, por ejemplo, cosas que un hombre por las que jamás pasará, como vivir un embarazo (para bien o para mal), dar de mamar a tu hijo o decidir si le dejas de dar de mamar para reincorporarte a trabajar. Y sin hablar de características físicas que nos distinguen (y que tienen influencia a nivel emocional, también en la toma de decisiones y en como ejerces liderazgo en tu equipo), hay otros condicionantes culturales…
Efectivamente, cada persona ejerce el liderazgo de una manera distinta. He tenido jefes masculinos terribles y una mujer a la que no quiero volver a ver ni en pintura, que me amargó totalmente la existencia. También líderes maravillosos masculinos. No puedo hablar de mi experiencia directa con buenas líderes femeninas porque mi única jefa mujer (no he tenido más, ni antes ni después), era una auténtica hija de puta. Pero sí puedo hablar de líderes femeninas fantásticas, con las que comparto visión y valores que no han sido mis responsables directas.
Yo si creo que hombres y mujeres somos-de manera general- diferentes por motivos genéticos y culturales y que, precisamente por ello, tenemos actitudes diferentes, hasta cuando ejercemos liderazgo. Y diferente no implica mejor o peor, simplemente diferente.