“Para coger otra cuerda, primero hay que soltar la que tienes agarrada”
Hace años que llevo con esta filosofía a la hora de tomar grandes decisiones como la de cambiar de un puesto de trabajo. Mucha gente dice “que quiere cambiar”, pero sin soltarte realmente de lo que te frena a ver el mundo, es difícil saber qué hay allí fuera y menos aún enamorarse, pues tu cabeza está distraída.
Pero últimamente también lo aplico a la hora de hacer crecer un negocio o startup. Todos estamos de acuerdo en que lo más relevante de una startup es el equipo, por encima de todo. Y muchas veces nos negamos a hacer crecer el equipo por razones económicas, o porque no estamos seguros de qué contratar, o porque no tenemos claro las tareas que esa nueva persona podrá hacer.
Evitando ir al otro lado de la balanza y desesperadamente contratar a alguien “porque sí”, en el momento en que el equipo fundador está “a tope” (de tiempo) con el proyecto, es hora de contratar a alguien.
¿Que no se tiene 100% claro qué hará? No te preocupes, lo averiguarás. Pero hacer crecer un equipo es fundamental en los primeros pasos de una empresa:
- Se empieza a crear y consolidar el “movimiento” que se creó originalmente, en personas ajenas a esa fundación, y por tanto a crear familia
- Se trabajan y optimizan los procesos al haber alguien externo al equipo original, que probablemente se comunicaba o trabajaba algo caótico… es decir, te obligas a hacer las cosas mejor
- Pero más allá, sobre todo te obligas en general a crecer, a madurar a marchas forzadas, a pelear (más aún), a equivocarte y por tanto aprender
Hacer más grande el equipo es el movimiento que genera de la forma más natural el crecimiento de una empresa. Es mucho más importante invertir al principio en personas, que no en anuncios de Google.
Como equipo fundador, quédate sólo el menor tiempo posible. Si no, sin quererlo, tenderás más a un modelo auto-sostenible de autónomo, que no a hacer crecer una empresa.